jueves, 27 de junio de 2013

Embriágate

El triunfo de Baco. Diego Velázquez.

Charles Baudelaire, poeta icónico de la literatura francesa, es recordado por dos aspectos principales: inaugurar, por decirlo de algún modo, el simbolismo, y haber pertenecido al grupo de los "poetas malditos", a causa de su vida bohemia.

Estos aspectos pueden ser apreciados en varios de sus poemas; por ahora, sin embargo, nos centraremos en el rasgo bohemio retratado en el poema Enivrez-vous (Embriagaos), perteneciente a los Pequeños poemas en prosa (1861).

Para el poeta simbolista, la Naturaleza y el Universo comprenden un todo armónico: existen relaciones entre todas las cosas (físicas y espirituales), y el poeta es el encargado de descifrar estos vínculos; no obstante, para lograrlo debe conjuntar y combinar todos sus sentidos en una sinestesia.

La sinestesia, empero, sólo puede ser alcanzada a través de estados alterados de conciencia, es decir, en parte gracias al consumo de alcohol y otras drogas. Por lo que la vida bohemia que llevaban estos poetas no se debía sólo al libertinaje, sino que tenía también objetivos estéticos.

Así, en el poema Enivrez-vous, se hace referencia al primer paso de la contemplación poética: la ebriedad. Baudelaire insta al lector a permanecer siempre ebrio (de vino, poesía o virtud) con el fin de liberar su espíritu de las preocupaciones mundanas, que se dan en el tiempo. Luego, el espíritu liberado, podrá acceder a la contemplación de algo más alto: la Naturaleza, la Belleza y la Bondad, que son inaccesibles a los hombres comunes debido a su naturaleza atemporal y eterna.

La traducción que se presenta a continuación del poema se hace directamente del francés, pero no busca ser literal, sino que se limita a transmitir el sentido del texto. El cambio principal que se ha hecho consiste en traducir el pronombre francés vous (vos/vosostros) por en español, para provocar una mayor sensación de cercanía con el lector. El poema original puede ser encontrado aquí.

Embriágate


Hay que estar ebrios siempre. Eso es todo; eso es lo único que importa. Para no sentir el horrible peso del tiempo, que rompe tus hombros y te aplasta contra el suelo, hace falta embriagarse sin tregua.

¿Pero, de qué? De vino, de poesía o de virtud, como desees. Pero embriágate.

Y si alguna vez, sobre los escalones de un palacio, sobre la hierba verde al margen del camino o en la lúgubre soledad de tu habitación, te despiertas y la ebriedad ha disminuido o desaparecido del todo, pregúntale al viento, a la ola, a la estrella, al ave, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, pregúntales qué hora es. Y el viento, la ola, la estrella, el ave, el reloj te responderán: "¡Es hora de estar ebrios! Para no ser un esclavo martirizado por el tiempo, embriágate. ¡Embriágate sin medida! De vino, de poesía o de virtud, como desees".

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